octubre 21, 2005


“Band of Brothers” fue el lema que se atribuyeron los miembros sobrevivientes de la Compañía “Easy” del Segundo Batallón del 506 Regimiento de la 101 División de Paracaidistas del Ejército de EEUU durante la Segunda Guerra Mundial.

Las fotos representan a sus integrantes al final de la guerra en Austria y al que fuera uno de sus comandantes más condecorados y admirados por la “Easy Company”: Richard Winters.

Su entrenamiento inicial fue en el Campamento de Toccoa en Georgia, cerca de lo que hoy es Fort Bening.

Winters fue primero Teniente del segundo pelotón de la “Easy” y con él saltó detrás de la pared del Atlántico en Normandía el “Día D” un 6 de junio de 1944. Todo fue un gran desorden debido al fuego antiaéreo (que le dio al avión en que viajaba el comandante de compañía de la “Easy” falleciendo todos sus miembros) los aviones C-47 lanzaron a la mayoría de los paracaidistas (fue un salto nocturno para cubrir la retaguardia de las playas de desembarco “Utha y Omaha”) fuera de curso y en un despliegue enorme, pero lograron confundir a las fuerzas germanas, sin quererlo.

Al lograr llegar al punto de reunión al amanecer, sólo eran unos 12 de la “Easy” y el oficial de mayor rango en aquel lugar les ordenó destruir unos cañones alemanes a 500 metros de ahí, en Brecourt, que hacían fuego sobre las tropas de desembarco. Richard Winters asumió la orden y con estos hombres destruyeron los cuatro cañones y mataron a más de 50 alemanes (5 personalmente Winters). Esta acción detuvo el fuego artillero sobre la playa “Utha” salvando cientos de vidas; Winters sería condecorado con una de las medallas más altas al valor: La Cruz de Servicios Distinguidos. Pese a que el Coronel del Regimiento 506 lo propuso para la “Medalla de Honor del Congreso”. Y con esta fecha el Congreso de EEUU está estudiando la situación; este oficial aún vive.
Combatirían en la Operación "Market-Garden" en septiembre de 1944 saltando nuevamente en paracaídas esta vez sobre la Holanda ocupada. Pese a que la Compañía "Easy" cumplió sus objetivos, no les fue posible a los Aliados finalizar con éxito esta campaña.

A mediados de diciembre de 1944 mientras las fuerzas aliadas estaban en reposo, fueron sorprendidas por un repentino y violento contraataque alemán en la zona de las Ardenas en Bélgica, destruyendo numerosas unidades norteamericanas y haciéndolas retroceder cientos de kilómetros. La División 101 fue empleada como una fuerza terrestre y se le emplazó en el bosque cercano a la ciudad de Bastogne durante un mes y medio. Aquí la “Easy” soportaría los peores momentos de su vida militar en combate al ser atacados constantemente por fuego de artillería alemana, que les cobró muchas bajas y la moral se les vino abajo.

Pero lograron sobrevivir y se tomaron pueblo tras pueblo hasta llegar a la ribera del río Rhin a principios de marzo. Luego descubrirían y liberarían uno de los primeros campos de concentración para el exterminio del pueblo judío. Se les ordenaría tomarse “El Nido del Águila” de Hitler en los Alpes de Bavaria, donde celebraron la rendición de Alemania con 10.000 botellas de champagne que encontraron en las bodegas del Mariscal Herman Goering.

Finalmente llegarían a Austria donde esperaron las ordenes para ir al asalto del Japón territorial, pero la guerra terminó en agosto de 1945. Durante todo el tiempo que estuvieron tanto en Alemania como en Austria nunca cumplieron a cabalidad con “no confraternizar con el enemigo”, ya que todos estaban cansados de la guerra y descubrieron que los alemanes no eran los malos sino los “Nazis”. Incluso Winters admiró muchísimo al soldado alemán tanto por su valor en combate como por su disciplina.

En una oportunidad recibió la rendición de toda una División alemana que había cruzado los Alpes desde Italia; esta Unidad jamás había sido derrotada por cuanto se había retirado desde Sicilia en 1943 en una forma extraordinaria causando grandes bajas a los Aliados, y solo se rindió cuando le fue ordenado por sus Mandos. El General alemán al mando le solicitó decirle unas palabras de despedida a sus hombres, lo que Winters aceptó y fue lo siguiente: “Soldados ha sido una guerra larga, dura y difícil. Han sufrido y combatido con valor y honor por su país; han sobrevivido a las batallas y las penurias de las trincheras y han tenido la camaradería que solo se vive en combate. Me siento orgulloso de haberlo compartido con ustedes. Se merecen vidas largas, felices y en paz....”

Este discurso caló hondo en los hombres de la “Easy Company”. Partieron a la guerra con 139 hombres y tuvieron 49 muertos y casi el 90% de la Compañía fue herido en combate durante la guerra, incluyendo a Richard Winters quien fue ascendido al grado de Mayor en marzo de 1945.

Se han reunido año tras año desde que fue disuelta la Compañía en noviembre de 1945 hasta el día de hoy, en que van quedando vivos pocos veteranos. Y lo hicieron ya que fue la única forma de compartir sus experiencias de guerra que sólo ellos comprendían y poder mantenerse medianamente normales a los imborrables recuerdos de la experiencia sufrida dentro de una sociedad que no había vivido esa guerra pero que ellos fueron a enfrentarla y vencerla.

Esta experiencia fue plasmada en un excelente libro y más tarde en la más exitosa serie de televisión de guerra jamás hecha.


Comencé este capítulo con la historia de “Band of Brothers” (Banda de Hermanos) por cuanto si la comparo con lo que ocurrió en Chile hay tremendas diferencias. Por supuesto que lo nuestro desde antes del 11 de septiembre de 1973 no se puede clasificar ni en guerra interna completamente ni externa. Desde el extranjero venía el enemigo pero que hacía a los nuestros enemigos entre chilenos y a ambos había que combatir y vencer.
No existía UNIDAD. Hubo enemigos entre las propias fuerzas.
Cuando el General Pinochet terminó con la DINA le hizo caso a los factores políticos y no militares. La guerra contra el terrorismo ni él la entendió. Ya que no se puede comprender que luego que este organismo hubiese derrotado al enemigo interno, él disolviera de golpe una experiencia y Unidad Militar preparada para combatir y vencer nuevamente ya que el ánimo de lucha no había sido aniquilado. Los marxistas chilenos estaban exiliados y no tranquilos; querían regresar a Chile y tener nuevamente el Poder con la consabida venganza para un “nunca más”.

La Guerra Fría entre la Unión Soviética y EEUU estaba en pleno apogeo; había caído Vietnam, Cambodia, Laos en el Sud-Este asiático. En África el Congo, Angola, Ruanda, Zambia, Rhodesia y Namibia combatían la subversión cubano-soviética, que Sud-África también estaba luchando.
En Europa los grupos terroristas como ETA, el IRA, el Ejército Revolucionario de Alemania mantenían en vilo a los Servicios de Inteligencia de todo el continente. En Japón el Ejército Rojo hacía de las suyas. Y todos financiados por la Unión Soviética.

En Medio Oriente se creaba un terrorismo fanático (el de Yasser Arafat y Al Qaeda) que sólo El Mossad (Servicio de Inteligencia y de Combate Israelí) le hacía frente, pero alertaba a la Comunidad de Inteligencia de Occidente que con los años sería el más peligroso ya que era financiado por nada menos que los jeques petroleros, tanto de Arabia Saudita como de Irak.

Y no le hicieron caso.

En América latina algo de paz se había conseguido en la unión continental de los gobiernos para acabar con el terrorismo internacional; pero no estaba terminado. No se había aniquilado la voluntad de lucha por cuanto no se pudo cortar la línea de abastecimientos que provenía de Cuba, la Unión Soviética, Corea del Norte. Había que mantenerse alerta y entrenar a los hombres y mujeres sin experiencia en este nuevo tipo de guerra.

Pero aquí en Chile, al igual que en 1881 cuando Baquedano solicitó volver a Perú a terminar la guerra, los políticos lo mandaron a su casa, a retiro. Pinochet disolvió la DINA por consejos de Jaime Guzmán (y años más tarde el terrorista grupo del FMR lo asesinaría) y otros, con el “cuento” de los “derechos humanos” y que EEUU presionaría para ello. Esto último tenía un asidero ya que ese país era gobernado por el peor Presidente que ha tenido: Jimmy Carter.

Éste había seguido los consejos de la “Comisión Church” del Senado norteamericano que liquidó a la CIA al poner al descubierto todas sus operaciones clandestinas hechas al interior de EEUU y asesinatos en el exterior “por no haber sido autorizados”. Cientos de agentes encubiertos peligraron sus vidas; varios fueron asesinados y un Sub-Director fue encarcelado. Se perdió todo el contacto con el enemigo de la KGB y EEUU jamás ha estado en un peligro tan grande de ser destruido como fue entre 1976-1980.


Como decía en el capítulo anterior, los principios de la guerra de Von Clausewitz dejan claro las funciones que asumieron aquí en Chile los estamentos armados: las FFAA y Carabineros fueron LA DEFENSA el 11 de Septiembre de 1973, y la DINA fue el CONTRAATAQUE para los años posteriores a objeto de obtener la victoria parcial; no total.

El General Pinochet siempre tuvo una buena capacidad de saber a qué hombres colocaba en los puestos indicados y en el momento adecuado. Pero yo no he entendido jamás por qué puso a un general retirado no en servicio activo, que era “enemigo” de mi padre en CNI. Es decir dejó un Servicio de Inteligencia en manos de un hombre que se dejó llevar por una supuesta venganza personal, como así lo hizo Odlanier Mena.

Cualquier general está preparado para estar al mando de un Servicio de Inteligencia si cuenta con los conocimientos adecuados y posee una mente fría, calculadora y de acción. Y Odlanier Mena no tenía estas cualidades requeridas para la continuidad de CNI frente a un enemigo derrotado pero no vencido. Y era un enemigo político-terrorista.

Odlanier Mena despachó a sus Unidades a todos los oficiales y sub-oficiales de CNI que consideraba “leales” a mi padre. Es decir, sus primeras resoluciones de mando fueron de carácter personal y no institucional.
Cae el General Gustavo Leigh y ya no tiene el General Pinochet disidencia fuerte en la Junta Militar. A Jaime Guzmán tampoco le gustaba este distinguido oficial, quien pudo tener muchos defectos pero tuvo la hombría de llevar a cabo el 11 de Septiembre de 1973. Por lo tanto el “poder detrás del trono” de Guzmán se acentuaba sin contrapeso; él mantenía el aspecto de “legitimar” el Gobierno Militar por una nueva Constitución (era legítimo desde que el Congreso le solicitó su intervención en agosto de 1973 al declarar ilegítimo el gobierno de Allende) que no era necesario, pero Guzmán ya había convencido a Pinochet de que se presentara a Plebiscito en 1988.
Y aunque se perdiera, Jaime Guzmán y sus seguidores ganaban igual ya que iban al Parlamento o Congreso; poco les importaba lo que pasaría con Pinochet mismo y las FFAA y Carabineros. Salvo de convencerlo que “sería Senador Vitalicio y que nadie lo tocaría a él ni a su familia”.

Mientras, a fines de 1977 y principios de 1978 Odlanier Mena y otros toman contacto con los Directores de la “nueva” CIA (nombrados por Carter) a objeto de recabar antecedentes de los agentes de ese organismo en Chile. Y salió uno: Michael Townley.

Este era conocido en DINA como informante y colaborador de equipos electrónicos que conseguía en EEUU y se sabía que tenía contactos con la CIA pero no había mayor problema por cuanto el enemigo era común en los primeros años. Además que Townley había sido acercado a DINA por cierto personaje de “Patria y Libertad” para quien trabajó en los años de la Unidad Popular.
Para Odlanier Mena y otros era el golpe de gracia contra mi padre ya que la Comisión Church acusaba a la CIA del asesinato en Washington D.C. de Orlando Letelier por pertenecer al DG-2 cubano (Servicio de Inteligencia de Fidel Castro) y al ex general Carlos Prats en Buenos Aires por ser agente pagado de la KGB.

Y para lo anterior dado la relación de ambos personajes contra el Gobierno Militar no había mejor solución que acusar a un CIA de los “antiguos” que aún se encontraba fuera de EEUU y se relacionaba directamente con Chile y con la desaparecida DINA.
Lo extraño era que mi padre había sido ascendido a General, continuaba en servicio activo, tenía contactos con Pinochet cuando lo necesitara y en última instancia era este el responsable.

¿Quería el gobierno de Carter la cabeza de mi padre o la de Pinochet junto al Gobierno Militar?

La respuesta está muy clara. Y Odlanier Mena trabajó para eso junto a otros en conjunto con la nueva CIA y el gobierno de Carter para derribar al Gobierno Militar y de paso liquidar a mi padre. ¿Cuánto o qué les ofrecieron a estos traidores?

Se inició una investigación interna en el Ejército por “Pasaportes Falsos”... ya que la justicia civil se había declarado incompetente...¡militares acusando a militares por funciones de Inteligencia!
¿En qué país del mundo sus agentes de inteligencia viajan con sus nombres verdaderos si son comisionados por sus gobiernos y esos propios gobiernos les dan los pasaportes?
No son “falsos”; tienen otra identidad. Pero estamos en Chile y aquí se llevó a cabo el plan, tontamente. Todo calzaba: los viajes permanentes de Townley a EEUU así como de muchos oficiales, a quienes se les entregaban sus identidades para entrar al país del norte en Paraguay, ya que ahí se encontraba la sede central de la CIA para Sud-América. Hoy está en Chile.
De ahí y publicarlo en la prensa había sólo un paso para detonar la “bomba” publicitaria y política que tenía como objetivo a mi padre con la DINA y derrocar al Gobierno Militar por efecto dominó.
Esa investigación había que relacionarla con al Caso de Letelier y la única forma era con Townley. Odlanier Mena tomó detenido a Townley quien ya había sido acusado en EEUU gracias a la Comisión Church y se lo entregó “en bandeja” al FBI. Hecho el trabajo y ahora a esperar los resultados.

En menos de una semana Townley se vio enfrentado a dos cadenas perpetuas en los EEUU sino “cooperaba”. Dijo lo que le pidieron que dijera para salvar su pellejo ya que no había nadie de los CIA antiguos para ayudarlo. Y comprometió a la DINA con los absurdos viajes suyos y los de oficiales chilenos a EEUU.

Jaime Guzmán se dio cuenta en parte de la maniobra y para salvar su futuro político, Pinochet le era indispensable por lo que aconsejó nuevamente a este, quien dio de baja del Ejército a mi padre.
Recuerdo una tarde de marzo de 1978 verlo llegar a la casa por última vez de uniforme, entrar a la sala de estar en la cual yo estaba conversando con mi hermana y nos dice “me echaron”. Se fue caminando a su habitación y se encerró en el baño por varias horas. Llegó una gran cantidad de oficiales junto a sus esposas quienes le apoyaron en esos tristes momentos.

En poco tiempo vendría el pedido de Extradición por parte de la justicia de EEUU y la Corte Suprema de Chile ordenó su detención. Durante todo ese tiempo Odlanier Mena vigiló nuestra casa y todos nuestros movimientos; cada día que iba al colegio me seguía un auto con cuatro sujetos y no para protegerme. Había comenzado una pequeña "guerra civil" entre militares y el personal de Mena contratado en CNI.
Mi padre se negó a ir detenido al Hospital Militar. Un día viernes llegaron muchas personas a convencer a mi padre y no podían. Llegó Mónica Madariaga y no hubo caso; el Vice Comandante en Jefe del Ejército Washington Carrasco también, quien se encerró en el escritorio de la casa con mi padre y pasado un par de horas se abrió la puerta y este general llamó a mis tres cuñados militares que se encontraban en la casa y les dice: “jóvenes, les juro que al Mamo nada le pasará y si así ocurriera les autorizo a que me disparen un tiro” en voz de discurso. Uno de mis cuñados que era teniente recién ascendido le contestó: “No le quepa duda alguna que lo haré”. Yo estaba ahí y vi ponerse pálido a este general.

Al final apareció doña Lucía Hiriart de Pinochet “con un mensaje de Augusto”: primero habló con mi padre a solas y luego a toda la familia y nos dijo que no debíamos preocuparnos por nuestro padre ya que “nada le pasaría y que al terminar el Proceso de Extradición, Augusto lo reintegraría al Ejército y le daría el mando de la VI División del Ejército" (que está frente a Perú y que mi padre siempre la quiso).
Una de mis hermanas le dijo qué pasaría conmigo ya que ese año postulaba a la Escuela Militar y estos hechos me afectarían profundamente mi carrera militar así como la vocación y doña Lucía le contestó con una evasiva, sonriéndo y diciéndome que “tenía que ser fuerte”. Yo tenía 15 años.

Mi padre se fue detenido al Hospital por más de un año y medio; no fue extraditado y jamás reincorporado al Ejército. Yo ingresé a la Escuela Militar en 1979 y mi espadín me lo tuvo que entregar mi madre en la ceremonia del 16 de marzo de ese año, y durante todo este sólo vi a mi padre unas cuatro veces en mis salidas de franco y siempre a su lugar de reclusión.

Pero Odlanier Mena no se quedaría tranquilo. El 19 de agosto de 1978, el jardinero de la casa me dice "le dejé lista la comida al Kazan” mi perro, y si yo se la podía dar “en la noche”. Lo hice y le di un gran abrazo a mi querido “lobo” antes de acostarme. A la mañana siguiente lo fui a buscar y no lo encontré; llamé a una de mis hermanas y tampocó lo encontramos. Hasta que revisé unas plantas y ahí estaba: muerto. Lo abrasé llorando; estaba frío y su cara con sufrimiento.
Esa misma tarde lo llevamos a la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Chile quienes le hicieron una autopsia y descubrieron que había sido envenenado con estricnina y revisaron su estómago y ahí estaba la comida que yo le había dado la noche anterior y donde se encontraba el veneno que le había puesto el jardinero.

No paré hasta descubrir los hechos. Personal de Odlanier Mena y por orden de este le habían pagado al jardinero para matar a mi perro. Nunca entendí tanta maldad de alguien que no conocía. Mi Kazan me lo habían regalado en Osorno en 1972 y estuvo junto a mí hasta ese día de 1978. Lo crié y me acompañó durante todos esos años; siempre me esperaba alegre cuando llegaba del colegio.
Cuando ingresé a la Escuela Militar sabía a lo que iba: era una Escuela Prusiana de estricta disciplina y mucho entrenamiento de combate debido a los problemas con Argentina y Perú, lo que nos obligaba a los 16 años estar preparados lo antes posible para la guerra. Solamente ese año de 1979 tuvimos 4 campañas en Peldehue y una campaña de 45 días en el norte, zona a la cual nos desplazamos por tren durante dos días y sus noches.
Pero lo que no sabía es que había varios alumnos más antiguos esperándome quienes me trataron muy mal por el solo hecho de ser hijo de mi padre; los padres de estos abusadores eran subordinados de Odlanier Mena y no tenían ninguna dignidad, principios ni valores militares pero por disciplina jamás alegué a mis superiores.
Se turnaban para esperarme a la salida de los comedores en las noches y me llevaban atrás del estadio para hacerme correr, lanzarme al suelo, hacer punta y codo, etc. hasta que terminaba vomitando o sangrando mis manos o brazos, pero jamás pudieron doblegarme. Un Brigadier de mi Sección se dio cuenta y me dijo que me presentara a reclamar pero preferí otra solución. Un día esperé estar solo con uno de ellos y le di un combo con toda mi fuerza y ganas que se fue de espalda; este comenzó a gritar y mis compañeros de curso se acercaron, lo rodearon y lo amenazaron. Este cobarde se fue corriendo con la nariz quebrada y no volvió a molestarme.
El que inició esta persecución en mi contra era hijo de un oficial que trabajaba para Odlanier Mena en CNI, y se debió a un hecho de 1978 antes que mi padre fuera detenido pero ya se encontraba fuera del Ejército: nuestra casa era vigilada por hombres de Mena para "espiar" a mi padre y ésta a la vez era custodiada por militares. Estos tomaron detenido a uno de los hombres de Mena quien se acercó a la casa con un bulto bajo sus ropas. Lo entraron al jardín y al revisarlo ven que tenía una caja con inmundicias que iba a lanzar al interior. Mi padre lo interrogó y éste le dijo que "le habían ordenado hacerlo". Era un cabo de CNI. Le quitaron su Tarjeta de Identificación y lo largaron.
Mi padre salió a una cena con mi madre esa noche y yo me quedé solo dentro de la casa, pero custodiado por dos militares fuera del hogar dentro de un vehículo. Al pasar una hora mas menos, siento gritos, ruido de autos y forcejeos fuera de la casa. Tomé un fusil AKA, pasé bala, puse el seguro y fui a ver qué sucedía. Voy saliendo de la cocina hacia el jardín delantero y veo a dos sujetos de civil (uno de ellos muy corpulento) que habían cruzado la reja de entrada (que estaba con llave) con armas en sus manos y corriendo hacia donde yo me encontraba, es decir al interior del domicilio; de inmediato me tiré a tierra saqué el seguro del arma y puse el selector en ráfaga ya que eran varios los que seguían a estos dos.
Al verme uno de ellos que era Teniente Coronel, se detuvo y les grité que se quedaran quietos, soltaran sus armas o abría fuego. Lo hicieron, ya que los apuntaba de mejor manera que ellos a mi. Les volví a gritar que se lanzaran al suelo con los brazos desplegados de sus cuerpos y que soltaran a los cabos de Ejército que custodiaban la casa y que habían sido "detenidos" por estos corruptos de CNI. También lo hicieron. Entraron los cabos "amigos" y les pedí recoger todas las armas de los cinco sujetos y quitarles sus identificaciones.
De inmediato uno de estos cabos llamó por teléfono a mi padre, quien le pidió hablar con el oficial que yo tenía en el suelo. Jamás he vuelto a escuchar una "puteada" de militar a militar tan grande que hizo ponerse firme a ese oficial, ya entrado en años pero que se creía "joven".
Terminó disculpándose con mi padre. Gran descriteriado...entrar de esa manera a la casa de un General de Ejército y que además le pudo costar la vida a él y varios más ya que en mis manos tenía 60 balas del mejor fusil del mundo y sabía muy bien como ocuparlo a mis 15 años de edad; pero mantuve la calma. No se cómo.
Luego les devolvimos las armas y sus identificaciones, e incluso me pidió disculpas...pero sería un poco hombre, vengativo que no se le olvidó el hecho de verse en el suelo y apuntado por mí.
Al año siguiente su hijito y algunos de sus compañeros me fastidiaron en la Escuela Militar pero eso me hizo más fuerte, aunque fui perdiendo poco a poco la motivación por la carrera más hermosa que jamás debí abandonar. Pero a los 17 años y con lo que ya había vivido, mi salud psicológica se estaba resintiendo. Quería estar tranquilo y vivir una vida normal.
Me arrepiento profundamente de no haber seguido la carrera militar como oficial de Ejército de Línea.
Debí haber sido más fuerte aún y haberle hecho caso a mi amigo, el entonces teniente Eduardo Aldunate Hermann (hoy General) quien me iba a ver a mi Compañía y me llevaba a la de él, que era la de Comandos que protegía al General Pinochet. Aún tengo un banderín de ésta con las palabras escritas por este noble oficial.


Durante 1978 y 1979 no hubo actividad terrorista en Chile, al menos de izquierda ya que el MIR, el Partido Socialista y el Comunista habían sido puestos fuera de combate por la DINA. Por eso extrañó a varios el hecho que comenzaran a detonar bombas por las noches en Santiago, y en horas del "toque de queda".
Un 24 de abril 1979 se da un aviso de bomba en las afueras del cuartel Borgoño de CNI (más que extraño); llegó la Unidad de Ingenieros con los explosivistas y el oficial a cargo al ver la bomba se dio cuenta que no alcanzaba a desactivarla por lo que corrió y trató de lanzarla al río Mapocho pero no alcanzó. La bomba detonó y el Teniente Luis Carevic murió al instante.
Este militar había pololeado con una de mis hermanas cuando habíamos estado en Tejas Verdes y no olvido su citroneta en la cual nos llevaba a la playa. Yo estaba en la Escuela Militar cuando escuché la noticia y no podía creer que Lucho había muerto.

Y Odlanier Mena siguió haciendo una estupidez tras otra. Contrató a personal civil y les asignó grados militares y además los puso a cargo de Unidades de CNI importantes como Calama por ejemplo.
Ahí Gabriel Hernández Anderson que no era militar pero se hacía llamar “Mayor”, ideó el asalto al Banco del Estado de Chuquicamata que contenía el sueldo completo de los mineros; lo hizo con su subalterno Villanueva de CNI también civil reclutado por Mena, ocupando todos los medios para ello y además asesinaron a los dos funcionarios del Banco para luego dinamitar sus cuerpos en el desierto. Se culpó a “los extremistas”.

Pero Investigaciones, con buenos funcionarios, sospecharon y siguieron al subalterno de Hernández quien se gastaba grandes sumas en prostíbulos de Iquique; descubrieron la situación real y le comunicaron en forma interna al superior de Hernández, el Mayor de Ejército Juan Delmas que estaba en Arica y este les dijo a los policías que “él viajaría a Calama para detener a Hernández”. La policía le dijo conforme y se alejó del tema hasta que sus superiores se lo ordenaran.
Juan Delmás jamás llegó a Calama; apareció dentro de su vehículo en el Valle de Azapa “suicidado”.

Me llamó la atención que no se encontrara la bala en el interior del vehículo, como así mismo que ésta no hubiese impactado en el vidrio de la puerta. En 1977 yo viajé a Arica cuando mi padre estaba en DINA y Delmas me llevó a conocer los lugares de batalla de la Guerra del Pacífico como Pampa Germania, Dolores y Tarapacá. Fuimos junto a un sargento. A la salida de la quebrada de Tarapacá la camioneta en que íbamos pinchó dos neumáticos.
Nos quedamos ahí mientras el sargento iba a Pozo Almonte en otro vehículo que pasó y lo subió; Juan me dice “¿disparemos Manolo para pasar el rato?”; le dije "conforme" y él tenía una pistola Colt calibre .45 que es muy potente y vi su buena puntería y que era zurdo.

Cuando encontraron el cuerpo de Juan Delmas, la entrada del proyectil estaba en la sien derecha.
Culparon a Hernández, Villanueva y a Delmas de haber planificado el asalto y que este se había quedado con los millones que faltaban, los que jamás aparecieron. Fácil es hecharle la culpa a un muerto y además denigrar su memoria.
Gabriel Hernández y su subalterno Villanueva fueron fusilados años más tarde y yo oí las grabaciones de una entrevista que le hizo un periodista al interior del Penal de Calama en la cual hace grandes elogios a la persona de "su general Odlanier Mena".


En 1980 comienza la “Operación Retorno” por parte del MIR, la cual (por supuesto) no fue detectada por CNI. A mediados de ese año asesinaron al Coronel Roger Vergara con 23 impactos de bala en su cuerpo. Era Director de la Escuela de Inteligencia del Ejército. Jamás ocurrió un hecho similar cuando funcionó DINA. Y Odlanier Mena siguió tranquilamente en su puesto.

Pero no hay mal que dure cien años ni h...que lo aguante. Ese año el General Pinochet decide aceptar la invitación a Filipinas del Presidente Ferdinand Marcos. Mi padre fue a ver a Pinochet y le dijo que no fuera, ya que fuentes de inteligencia advertían que lo asesinarían en la ciudad de Manila. Pero no le hizo caso y partió.

En pleno vuelo le fue negado el ingreso a Filipinas (por orden del gobierno de Carter) y tuvo que devolverse. Lo peor fue en el regreso ya que en ninguna de las islas en que se detuvo el avión a cargar combustible atendieron al avión por lo que los baños expedían un olor insoportable.

Hasta ahí le llegó la paciencia al General Pinochet y despidió al traidor e inepto del Canciller Hernán Cubillos y al también traidor de Odlanier Mena.

Llegaría otro general como Director de CNI, amigo de mi padre de toda una vida.
Años más tarde el General Pinochet comentó este desacierto en el nombramiento de Odlanier Mena en CNI y todas sus torpes actuaciones motivadas por pasiones de venganzas personales y una gran ineptitud en el tema de Inteligencia tanto nacional como internacional.
Pero le salió caro a Chile esa decisión: cientos de muertos y heridos vendrían en los años '80 por el extremismo renacido y miles de millones de pesos en pérdidas para el erario nacional,...y casi la vida del Presidente Pinochet, más los procesamientos posteriores en "democracia" de centenares de miembros de las FFAA y Carabineros.
¿Que me costó a mí? Mi padre fuera del Ejército en la plenitud de sus años, su futuro plagado de acusaciones, procesamientos y encarcelamientos interminables; la ruina económica; el desprestigio ante una sociedad vengativa y nefasta; el quiebre irreparable de mi familia; mi desconsuelo por una carrera militar frustrada; una abogacía sin poder ejercer; no formar jamás una familia ni una relación de pareja estable; además que uno de los contratados por él me atacó en su locura alcohólica disparándome viendome obligado a defenderme y tener que matarlo a los 26 años de edad, situación que me ha dejado con disminución de mi salud física y psicológica; amigos, conocidos, padres de amigos asesinados por el terrorismo....y mi adorado perro muerto por envenenamiento!
En fin... ¡eso costó la designación y el actuar de Odlanier Mena en un cargo tan delicado como CNI, cuya única misión era mantener la persecución y el aniquilamiento definitivo del terrorismo mientras durara el Gobierno Militar!
Winston Churchill decía sobre el champagne: "En la victoria la merecemos; en la derrota la necesitamos".

Nos vemos.