1972, Vietnam...; la ofensiva de Quang Tri, en el medio de un país dividido. El norte inicia una ofensiva militar con todos sus medios militares, no como guerrilla del vietcong sino como un ejército regular desde las montañas de Camboya hacia las planicies de Vietnam central.
El gran General Vo Guyen Giap, gran discípulo de Ho Chi Minh, realizó esta ofensiva hacia el sur de Vietnam con el objetivo de conquistarla pero fracasó ante la respuesta de los bombarderos B-52 de EEUU en un brutal ataque sobre sus tropas que bajaron al plano y se encontraron al descubierto en los llanos y no en la selva como antes habían combatido y triunfado.
Fue un fracaso militar pero una victoria diplomática, por el hecho que causó muchísimas bajas en las tropas de Vietnam del sur y las suyas, lo cual hizo volver a las negociaciones en París que provocaría un alto al fuego; una tregua antes de navidad de 1972 para terminar las hostilidades en 1973, pero sólo como una estrategia de Giap para sacar a los norteamericanos de Vietnam y luego lanzar su última y triunfal ofensiva de 1975 conquistando toda la península del sudeste asiático reunificando Vietnam en un solo país bajo gobierno comunista.
Pero no llegaría la paz; luego entraría en guerra contra Camboya en 1977, y China en 1979.
Recuerdo entre 1969 a 1971 haber asistido a un Colegio llamado United States of America en la avenida Manuel Montt en mi enseñanza básica, a unas cuadras de la población militar de Pocuro; asi como los domingos en que nuestros padres nos enviaban a misa a la Iglesia y luego, con mi hermana mayor que nos guiaba, pasábamos a comprar unas deliciosas empanadas para el almuerzo, mientras nuestra madre preparaba los tallarines con salsa de tomate.
Son recuerdos imborrables de una niñez normal y feliz.
En verano, un bus del Ejército nos transportaba a todos los niños y no tan niños para ir al Club de Campo de Peñalolén donde había una piscina maravillosa que todos disfrutábamos como no se puede explicar hoy en día. Sólo lo bien que lo pasábamos con tan poco.
Algo extraño, como una tormenta que viene, se sentía en el ambiente cuando fué asesinado el Comandante en Jefe del Ejército General Schneider y el Comandante Araya de la Armada, Edecán del Presidente Allende.
Poco entendía yo a esa edad, pero veía la preocupación de mi padre y sus camaradas militares.
Una noche de domingo de 1971 en que mi padre no se encontraba en casa (estaba con los alumnos de la Academia de Guerra en Arica) viene el terremoto de ese año, mientras mirábamos el programa de televisión "La Manivela" en la habitación de nuestra madre.
Vivíamos en un sexto piso y se movió de una manera tremenda. Pero no me asusté. Todas las familias de militares bajamos a la plaza esa noche y muchos pernoctaron ahí, pero nosotros volvimos al departamento más tarde.
Recuerdo haber visto por televisión a Allende tratando de calmar a la población y no entenderle nada de lo que decía, y oir la risa de los adultos que lo veían ya que al parecer éste no estaba del todo sobrio.
Una tarde de verano, vimos como llegaba una gran cantidad de autos a una casa de la población, del Comandante Melo (Edecán Militar) y se bajaba el Presidente Allende, quien saludaba a todos los presentes (no a mí ya que estaba lejos y era muy pequeño) pero sí a una de mis hermanas. Fue extraño...con el tiempo lo recordaría.
Cuando nos fuimos a Osorno a principios de 1972 recuerdo en el viaje ver los caminos cortados, barricadas, fundos tomados y hombres armados a las veredas de la carretera con banderas rojas. Era para asustarse; pero íbamos en un vehículo militar con armamento y militares con nosotros. No entendía lo que ocurría, pero el miedo se sentía en el silencio del ambiente.
Para mí 1972 fue un año excepcional; fuí al Colegio San Mateo de Osorno y por primera vez podía andar en bicicleta por donde quisiera, sobre todo en el patio del Regimiento "Arauco".
Hice muchos amigos en la cuadra donde vivíamos, uno de ellos es hoy día oficial de la Policía de Investigaciones.
Como también ví los disturbios y peleas en la plaza de la ciudad asi como las tomas de los fundos, las colas para comprar pan, la falta de comida, los pollos "chinos" y en general un ambiente de odio que se respiraba en el aire.
Por lo anterior, es decir ante la violencia de grupos paramilitares armados como el MIR, el Partido Socialista, Comunista y otros, más el caos, la incertidumbre y la seguridad que venía la imposición por la fuerza de las armas de un golpe de estado comunista es decir una guerra civil ad portas por parte de un gobierno marxista-leninista, muchos ciudadanos civiles se acercaron al Regimiento, incluyendo las colonias árabes y alemanas con las cuales se forjó una amistad con los militares y mis padres que perdura hasta hoy día.
Un día, mi padre me llevó al campo de instrucción del Regimiento y por primera vez disparé un fusil: fue un Garand M-1. Casi me sacó el hombro y me dejó sordo; pero sentí por primera vez el agradable olor a pólvora.
En octubre de 1972, mi padre me pide un día que al día siguiente no ande en bicicleta por el patio del regimiento por cuanto llegaría el Comandante en Jefe del Ejército, el General Carlos Prats del cual siempre había escuchado buenos comentarios de su persona en mi casa, ya que mi padre lo admiraba como militar (también era primer puesto en la Academia de Guerra) y era él quien lo había destinado a Osorno, manteniendo una tradición militar de la familia por cuanto mi abuelo había comandado este Regimiento en 1942, treinta años antes.
Como siempre me gustó la historia y sus personajes, ese día me escondí en uno de los torreones del Regimiento para ver llegar en helicóptero al General Prats. Grande fue mi desilución cuando vi bajar de él a otro General, de gestos duros que se llamaba Augusto Pinochet, quien era un oficial de menor rango que el que yo esperaba conocer, por lo que me fui.
Esa noche este General cenó en nuestra casa y me ordenaron dejarle mi habitación para que él durmiera. Bastante me molesté. ¿Qué pensaría mi historia años después?
Al día siguiente mi padre me embarcó en el asiento del artillero del helicóptero Bell UH-1 en que venía Pinochet (pilotado por el Comandante "Zorro" Mardones, compañero y gran amigo de mi padre) y junto a él, mi padre y otros oficiales volamos a Puerto Montt.
Fue alucinante por decir lo menos, volar en helicóptero a los diez años de edad por primera vez y ver desde el aire, con el zumbido de las hélices en mi pequeño compartimiento el lago LLanquihue y el volcán Osorno y luego aterrizar en el Regimiento al cual se dirigía la aeronave con el General Pinochet y mi padre.
Cuando aterrizamos en el Regimiento "Sangra" de Puerto Montt, recuerdo lo duro que fué Pinochet con cuanto oficial se encontraba; me llamó la atención ya que con mi padre no era así.
En fin; había volado en es aparato extraño y me sentía feliz.
No sabía con quién había estado; pero lo volvería a ver unos meses después.
La noche de Año Nuevo se celebró en el Casino de Oficiales del Regimiento a la cual asistieron todos los militares y los amigos civiles de la Unidad, y al llegar la medianoche de 1972 a 1973 todo el mundo se dió el "abrazo de año nuevo"; yo como era el más pequeño no tuve a quien dárselo, pero sentí que alguien me tocaba el hombro y al darme vuelta veo a un sacerdote de atuendo franciscano con larga barba y aspecto de ser un hombre bueno y santo quien me dijo "estamos solos asi es que démonos nosotros el abrazo por un año nuevo y una vida mejor en nombre de Dios"; me dió una gran sensación de paz y alegría abrazar a este hombre en su atuendo pobre y casi descalzo, pero tenía una fuerza de espíritu y amor que jamás olvidaré.
Él era el capellán del Regimiento, además de otras funciones que desempeñaba pero quedé impregnado de ese abrazo que jamás olvidaré
Era Francisco Valdés Subercaseaux; hermano del gran Senador Gabriel Valdés, y quizás otro Santo para Chile.
Nunca más lo volví a ver pero tengo una foto suya en una de mis agendas. Fue un momento glorioso en el tiempo saber con quien estuve ese día y quien me dió el "abrazo de año nuevo" para el año que cambiaría la historia de Chile y de nuestras vidas.
Se oía en la radio a Nino Bravo, The Doors, Neil Diamond y Cats Stevens. Yo leía y me educaba con la revista "Mampato" que mi padre me compraba infaltablemente cada semana (no he visto hasta el día de hoy publicación más educativa y culta que esta) ; nos deleitábamos por las noches viendo televisión en living de la casa junto a la chimenea "Sombras Tenebrosas" con Barnabás Collins, ("Eres un inepto Willy").
Pinochet había ordenado que mi padre fuera destinado como Director de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes en San Antonio (a pesar que solo era Teniente Coronel, con 43 años de edad, y ese cargo le correspondía a un Coronel antiguo; pero don Augusto siempre supo manejar bien la piezas de su ajedrez) cuando fue a Osorno en esa oportunidad; ya que lo quería "cerca de Santiago para 1973..."·
Se acerca el 11...